Hace ya unas cuantos días, aunque más bien diría que son ya un par de semanas, que mi hijo mayor ( Marc, de algo más de 4 años) me pide a diario dibujar, cada día una cosa distinta.
«Quiero hacer un barco pirata» «Hoy voy a dibujar un dinosaurio, mami» «¿Puedo dibujar a mi novia?» «¡Mira que árbol más bonito!»
Si, así es, cada día le apetece dibujar algo diferente y siempre que tiene oportunidad está buscando una hoja de papel y sus lápices de colores.
Dibujar es un excelente modo de expresión que potencia la imaginación y la creatividad y por tanto un poderoso impulsor del desarrollo intelectual y emocional del niño.
A través de los dibujos nuestros hijos expresan todo aquello que todavía no saben expresar con palabras mostrando ganas de dibujar desde bien temprana edad.
Ya con 18 meses o, incluso antes, sienten curiosidad por los colores y por garabatear y realizar trazos de modo impulsivo, imitándonos.
Siempre que nos sea posible debemos ofrecer la posibilidad de que nuestros hijos dispongan de la oportunidad y de los materiales para poder dibujar y pintar. Y cuando digo materiales no solo me refiera a un lápiz y un papel, también ceras, rotuladores, colores, pintura de manos , cartulinas, …
Nosotros, los padres, debemos ejercer un papel secundario mientras nuestros hijos dibujan y pintan. Debemos siempre respetar la espontaneidad de nuestros hijos, espontaneidad tanto en sus dibujos como en sus pinturas, nunca corregirles ni imponer cánones, ni pretender perfeccionismos ni copias de la realidad. El dibujo infantil es un modo de expresión que debe ser libre, fresca y divertida.
El dibujo infantil expresa la personalidad de nuestros hijos, los afectos, los miedos y el modo que tiene nuestro hijo de relacionarse con el mundo. Los psicólogos infantiles utilizamos con frecuencia el dibujo de los niños como instrumento diagnóstico, pero tengamos cuidado, no hagamos interpretaciones a la ligera! La interpretación de los dibujos infantiles requiere la experiencia de un experto.
