¡Quiérete por San Valentín!

Tanto en el amor como en salud, quizá el «ingrediente» más importante sea la autoestima. Las estadísticas lo dicen muy claro: las personas que se quieren a sí mismas comen más sano, hacen más ejercicio, tienen mejores relaciones sociales y sentimentales, descansan cuando creen que lo necesitan, se perdonan los fallos y aprenden de la experiencia… Como dice el psicólogo clínico Jeffrey Wilbert, autor del libro ‘Fattitudes’ (que puede traducirse como Actitudes que engordan) «las personas que se quieren a sí mismas se respetan y no se abandonan».

Si tu autoestima está en horas bajas, San Valentín podría ser una buena fecha para volver a quererte. Te resumo estos tips de expertos en «psicología de la nutrición» que me han parecido especialmente interesantes.

– Piensa en lo que te motiva. Una buena idea es anotar en un cuaderno los objetivos y razones que han animado a cuidarte más. Si concluyes que lo haces por presiones externas en vez de por ti misma, es más probable que tires la toalla antes de tiempo. Si has escrito «tengo que» o «debo», cámbialo por «quiero» o «voy a». Estas últimas palabras hablan de ti misma, no de los demás.

– Ten en cuenta tus gustos. Si quieres tener éxito, no te fijes objetivos imposibles de cumplir. Por ejemplo, si tienes más apetito al mediodía que por la noche o viceversa, haz la comida más importante a esa hora. Si no puedes pasar sin chocolate, resérvate un trocito para la cena. Recuerda que no falta pasar hambre: 150 calorías menos al día puede ayudarte a perder seis kilos al año.

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– Visualízate como te gustaría verte. Cierra los ojos, respira hondo e imagínate a ti misma más sana, más delgada, más serena y segura, caminando más erguida… ¿Cómo te sientes? Recupera esa visión de vez en cuando para sentirte más motivada y mejor.

– Elimina las trabas emocionales. Aburrimiento y frustración son dos razones que llevan a muchas mujeres a darse atracones. Por eso es importante que seas sincera contigo misma y anotes las razones que te han llevado a pasarte con la comida. Así podrás detectar esos pensamientos tóxicos y pensar en alternativas. Cuando superes esos momentos, prémiate, pero con cosas diferentes de la comida: unas entradas de teatro; un viaje de fin de semana… Al final, aprenderás a encontrar alivio más allá de los alimentos.

– Perdónate los fallos. Un fallo esporádico no destruye una dieta. Sal ya del esquema «todo o nada»—más común en personas con exceso de peso– y piensa que cada día es una oportunidad.

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